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Los Medios De Comunicación Social

Por: Raymond Williams.
Tipo de material: materialTypeLabelLibroEditor: Peninsula 2013Edición: 1 Edición.Descripción: 238 p.ISBN: 978-84-9942-274-9.Materia(s): Análisis crítico, ideas, redacción, agenda, estrategia, estudio, globalización, contexto social, recepción activa, diseño, mediosClasificación CDD: 070.1
Contenidos:
En el primer apartado,«Definiciones», Williams aprovecha para contextualizar el problema que será leit motivde su libro, las comunicaciones, señalando la doble acepción de este término, que puede hacer referencia a los medios de comunicación, su objeto de estudio, o a los transportes. Asimismo define estos medios como «las instituciones y formas en que se transmiten y se reciben las ideas, las informaciones y las actitudes». Es un capítulo muy importante, más allá de lo oportuno o no de esta definición, puesto que nos permite entrever la perspectiva culturalista a la que antes se hacía referencia, al indicar el propio autor que más allá de la política y la economía, más allá del poder, la propiedad y la producción, la realidad se forma y se transforma a través del arte, del saber y de su comunicación, esto es, desde y a través del hecho cultural. En el siguiente capítulo, «Historia», se hace un repaso al desarrollo diacrónico de los medios de comunicación en el contexto de Gran Bretaña, concretamente del libro impreso, de la prensa, del teatro y de la radio, haciendo hincapié en dos procesos que de una u otra forma caracterizan, según el autor, su evolución. Por una parte la creciente importancia de los ingresos por publicidad en relación con la expansión popular que van desarrollando estos medios. Y, por otra parte, el surgimiento de nuevas formas de propiedad y organización empresarial basadas en las formas de producción industrial general. La lectura que se plantea a este doble proceso descrito es que el desarrollo del público no ha supuesto el desarrollo de la democracia, al negarse en nombre de la libertad, basándose en la propiedad privada limitada, las condiciones culturales necesarias para el mismo, y la necesidad de desarrollar una nueva culturaque responda a las tensiones generadas por esta situación. El tercer capítulo,«Contenido»,es, en esencia, un análisis de contenido implementado en varios niveles y sobre distintos tipos de publicaciones desde una óptica comparativa entre los datos de 1961 (base de la primera edición) y los recogidos ex profesoen 1965 para la edición revisada de 1966. Permite para el lector no acostumbrado a este tipo de análisis ser consciente, más allá del relato histórico o las reflexiones teóricas que sobre este particular puedan hacerse, de la realidad de los medios, qué forma concreta acogen y qué realidades expresan. Así se evidencia, desde el estudio de caso concreto referido a Gran Bretaña en los años arriba indicados, la importancia de los contenidos publicitarios frente al número de noticias publicadas, la diferencia entre un periódico en su edición diaria y su versión dominical o las características que acogen las revistas especializadas dedicadas por ejemplo a grupos tipo de la población como los niños o las mujeres. El cuarto y el quinto capítulo, denominados «Controversia» y «Posibilidades» respectivamente, son, a mi juicio, los que nos permiten adentrarnos en los debates que en torno a la cuestión de los medios se generaron en la década de los sesenta, y que de alguna manera aún siguen teniendo continuidad en nuestros días, y las soluciones o la posición que en torno a estos debates los intelectuales de la Nueva Izquierda, de la que Raymond Williams es exponente, aportaron o acogieron. Algunas de las polémicas que se plantean hacen referencia, por ejemplo, a la necesidad o no de que se lleve a cabo un control publico de las instituciones que conforman los medios de comunicación o del papel de la cultura en la sociedad y la pertinencia de hablar de una alta o baja cultura, ofreciendo alternativas o soluciones teóricas, que pasan por ejemplo por la creación de instituciones de control sobre los distintos medios, de financiación publica pero cuya dirección y control recaiga en los propios colaboradores de cada institución, o por la revisión de la educación, fomentando entre otras cosas la crítica cultural o la creatividad, y por solventar las diferencias sociales que en ella se generan a través de aprendizajes tan elementales como por ejemplo el del habla o la escritura.
Resumen: Los medios de comunicación social, prensa, radio, televisión, son las ventanas desde las cuales miramos el mundo y lo entendemos. Su visión condiciona la nuestra y marca lo que tenemos que pensar y decir. Ya en la década de 1970, cuando Williams estudió el asunto con detenimiento, los medios intentaban convertir a los ciudadanos en meros observadores ajenos a lo que de verdad ocurría. Un libro esencial para entender la evolución de la ideología dominante y el pensamiento único, y también para comprender cómo se construye nuestro punto de vista sobre el mundo y sus relaciones.Nota de existencias: 3
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En el primer apartado,«Definiciones», Williams aprovecha para contextualizar el problema que será leit motivde su libro, las comunicaciones, señalando la doble acepción de este término, que puede hacer referencia a los medios de comunicación, su objeto de estudio, o a los transportes. Asimismo define estos medios como «las instituciones y formas en que se transmiten y se reciben las ideas, las informaciones y las actitudes». Es un capítulo muy importante, más allá de lo oportuno o no de esta definición, puesto que nos permite entrever la perspectiva culturalista a la que antes se hacía referencia, al indicar el propio autor que más allá de la política y la economía, más allá del poder, la propiedad y la producción, la realidad se forma y se transforma a través del arte, del saber y de su comunicación, esto es, desde y a través del hecho cultural.

En el siguiente capítulo, «Historia», se hace un repaso al desarrollo diacrónico de los medios de comunicación en el contexto de Gran Bretaña, concretamente del libro impreso, de la prensa, del teatro y de la radio, haciendo hincapié en dos procesos que de una u otra forma caracterizan, según el autor, su evolución. Por una parte la creciente importancia de los ingresos por publicidad en relación con la expansión popular que van desarrollando estos medios. Y, por otra parte, el surgimiento de nuevas formas de propiedad y organización empresarial basadas en las formas de producción industrial general. La lectura que se plantea a este doble proceso descrito es que el desarrollo del público no ha supuesto el desarrollo de la democracia, al negarse en nombre de la libertad, basándose en la propiedad privada limitada, las condiciones culturales necesarias para el mismo, y la necesidad de desarrollar una nueva culturaque responda a las tensiones generadas por esta situación.

El tercer capítulo,«Contenido»,es, en esencia, un análisis de contenido implementado en varios niveles y sobre distintos tipos de publicaciones desde una óptica comparativa entre los datos de 1961 (base de la primera edición) y los recogidos ex profesoen 1965 para la edición revisada de 1966. Permite para el lector no acostumbrado a este tipo de análisis ser consciente, más allá del relato histórico o las reflexiones teóricas que sobre este particular puedan hacerse, de la realidad de los medios, qué forma concreta acogen y qué realidades expresan. Así se evidencia, desde el estudio de caso concreto referido a Gran Bretaña en los años arriba indicados, la importancia de los contenidos publicitarios frente al número de noticias publicadas, la diferencia entre un periódico en su edición diaria y su versión dominical o las características que acogen las revistas especializadas dedicadas por ejemplo a grupos tipo de la población como los niños o las mujeres.

El cuarto y el quinto capítulo, denominados «Controversia» y «Posibilidades» respectivamente, son, a mi juicio, los que nos permiten adentrarnos en los debates que en torno a la cuestión de los medios se generaron en la década de los sesenta, y que de alguna manera aún siguen teniendo continuidad en nuestros días, y las soluciones o la posición que en torno a estos debates los intelectuales de la Nueva Izquierda, de la que Raymond Williams es exponente, aportaron o acogieron. Algunas de las polémicas que se plantean hacen referencia, por ejemplo, a la necesidad o no de que se lleve a cabo un control publico de las instituciones que conforman los medios de comunicación o del papel de la cultura en la sociedad y la pertinencia de hablar de una alta o baja cultura, ofreciendo alternativas o soluciones teóricas, que pasan por ejemplo por la creación de instituciones de control sobre los distintos medios, de financiación publica pero cuya dirección y control recaiga en los propios colaboradores de cada institución, o por la revisión de la educación, fomentando entre otras cosas la crítica cultural o la creatividad, y por solventar las diferencias sociales que en ella se generan a través de aprendizajes tan elementales como por ejemplo el del habla o la escritura.

Los medios de comunicación social, prensa, radio, televisión, son las ventanas desde las cuales miramos el mundo y lo entendemos. Su visión condiciona la nuestra y marca lo que tenemos que pensar y decir. Ya en la década de 1970, cuando Williams estudió el asunto con detenimiento, los medios intentaban convertir a los ciudadanos en meros observadores ajenos a lo que de verdad ocurría. Un libro esencial para entender la evolución de la ideología dominante y el pensamiento único, y también para comprender cómo se construye nuestro punto de vista sobre el mundo y sus relaciones.

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