Instituto Universitario de la Paz- UNIPAZ

Luís Carlos Manjarrés

Una Sociedad Secuestrada - 1 Edición - Colombia Centro Nacional De Memoria Historico 2013 - 234 p.

El Centro Nacional de Memoria Histórica y Cifras y Conceptos
agradecen a la Unión Europea, y en especial a la Señora Embajadora Jefe de la Delegación de la Unión Europea en Colombia,
María Wilhelmina Josepha Van Gool, y a Asier Santillan Luzuriaga, Agregado Cooperación, Gobernabilidad Local y Derechos
Humanos de la Delegación de la Unión Europea en Colombia,
por su generoso apoyo y compromiso con el proyecto.
Al señor Rafael Pardo por sus lúcidos consejos. A Humberto
Tobón, Jaime Tenjo, Juan Fernando Lucio, Iván Velásquez, Olga
Lucía Gómez, Andrés Dávila y Guillermo Rudas por leer y comentar los borradores.
A Juliana Ospina, quien con su trabajo, dedicación y persistencia hizo posible la escritura de este texto. A Juliana Márquez,
Ingrid Molina, Diana Galvis, Sindy Simbaqueva, Viviana Arias y
Geraldine Parra por sus esfuerzos en la realización de este libro.
A Cenodia Montaña, por resolver la cotidianidad del proyecto

Prólogo ����������������������������������������������������������������������������������������������13
Introducción�������������������������������������������������������������������������������������21
I. Conflicto interno: El Escenario Perfecto ........................27
40 años de secuestro en medio del conflicto: Actores periodos ....... 29
El M-19 y el nacimiento del MAS .................................................. 29
Consolidación De Nuevos Grupos Armados En La Práctica Del ...
Secuestro: El Eln ............................................................................ 32
Masificación del secuestro: las FARC entre actos de guerra y
diálogos de paz ............................................................................. 34
La contención desde el Estado: las negociaciones con los
paramilitares ................................................................................. 36
Secuestro y redes criminales: un nuevo reto para el Estado ...... 39
Descentralización, conflicto y secuestro en Colombia ................ 41
II. Del Delito a la Industria...............................................47
Las etapas del secuestro vistas desde la perspectiva del ..........
victimario. ........................................................................................ 50
Inteligencia .................................................................................... 50
“Levante” ....................................................................................... 53
Estabilización ................................................................................. 56
Traslado...........................................................................................57
Negociación y pago del rescate ..................................................... 59
Exigencias y rentabilidad del Secuestro........................................61
Un nuevo reto: las Redes Criminales ........................................... 63
Diferencias en el accionar de los victimarios............................... 65
III. Una sociedad Acorralada ..............................................71
El acorralamiento de las élites y la clase media colombiana.����� 72
Protección ante el acorralamiento: la sociedad colombiana se
blinda .............................................................................................. 89
Una aproximación territorial a la dinámica del secuestro......... 90
IV. Doscientas Mil Víctimas Directas ................................ 103
Más allá de la liberación .............................................................. 105
La familia y el secuestro: 200 mil víctimas directas ..................107
Estrategias de deshumanización: efectos que trascienden .......112
Después del secuestro: reconstruyendo a partir del dolor ........117
V. Fallos y Fallas del Estado ............................................ 121
Los compromisos del Estado colombiano frente al secuestro ...... 122
Política pública contra el secuestro............................................... 125
Iniciativas fallidas ....................................................................... 125
Una nueva institucionalidad ....................................................... 130
La precariedad de los sistemas de información ........................132
El rol de la Fuerza Pública ......................................................... 134
Costos fiscales de la lucha contra el secuestro............................ 136
Populismo punitivo .............................................................................141
Impunidad en el sistema judicial colombiano ............................151
Responsabilidad penal individual.vs. Responsabilidad criminal
colectiva .........................................................................................157
El momento de las víctimas ....................................................... 159
Balance de la cadena de valor de la política criminal de lucha
contra el secuestro .......................................................................163
VI. Las FARC y el secuestro ............................................. 167
Discurso sobre el secuestro: Conferencias VII y VIII. .............. 168
Secuestros para presionar el diálogo .........................................169
Los diálogos en el Caguán y el arrinconamiento político. ........176
VII. Acciones y Reacciones de la sociedad ........................... 187
Marchas y manifestaciones �������������������������������������������������������� 191
Los medios de comunicación: una sola voz contra el
secuestro ....................................................................................193
La resistencia social por medio del arte ............................201
VIII. Conclusiones y Recomendaciones ............................... 207
Recomendaciones de Política Pública���������������������������������������215
Referencias Bibliográficas ��������������������������������������������������������� 223
Artículos De Prensa .................................................................... 230
Otras fuentes ............................................................................... 233

El secuestro es tal vez una de las modalidades criminales que ha
tenido mayor resonancia en el país, particularmente en la etapa
contemporánea del conflicto. Tiene una proyección pública asociada al cruce de múltiples factores, a sus transformaciones en el
tiempo y a sus variables magnitudes.
El secuestro no ha sido un fenómeno adjetivo sino sustantivo
de la guerra en Colombia.
Destaquemos, pues, en primer lugar que en el imaginario de
nuestra sociedad y en la comunidad internacional se le distingue
no solo como una de las modalidades delictivas que caracterizan
la confrontación armada que ha sufrido Colombia durante los últimos 60 años, sino quizás como uno de los sellos distintivos de la
guerra en Colombia. Visto desde la perspectiva de las víctimas, o de
los perpetradores; o desde los ámbitos social y jurídicos; o desde la
razonabilidad estadística; el secuestro es un elemento central para
entender la dinámica global del conflicto armado en Colombia.
A partir de los años 70, y especialmente de los años 80, adquirió
en Colombia, una sorprendente magnitud. De la mano de la guerrilla del M 19 inicialmente, esta modalidad de violencia fue reivindicada por las guerrillas como un instrumento de guerra contra una minoría opulenta y poderosa o corrupta. Inspirados en las
cárceles del pueblo de los tupamaros uruguayos y los montoneros
argentinos, los guerrilleros del M 19 realizaron secuestros de figu-
14
Una sociedad secuestrada
ras sociales y políticas como el líder sindical José Raquel Mercado,
el gerente de Indupalma Hugo Ferreira, o la audaz toma de la
sede de la embajada dominicana, con el propósito de denunciar
ante el mundo los rigores del Estatuto de Seguridad. Eran acciones enmarcadas en un discurso reivindicativo, de repartición forzada de los beneficios sociales y de castigo a los símbolos de poder
político. Cultivaban una imagen de modernos Robin Hoods.
Progresivamente, sin embargo, el secuestro fue adquiriendo un
sesgo extorsivo que habría de llevar a un envilecimiento irreversible del conflicto y sus actores. En este contexto, a diferencia de las
guerrillas centroamericanas, que financiaban sus actividades con
el apoyo voluntario de las bases sociales donde actuaban, las guerrillas colombianas tuvieron desde sus tempranos años una débil
conexión con las sociedades locales, o tropezaron con la renuencia de estas a cargar con los costos crecientes de la guerra.
En consecuencia, y este es un segundo punto, el secuestro se
universalizó en varios sentidos: los perpetradores hicieron víctimas de esta conducta criminal no sólo a los pudientes sino también a los pobres/a los ciudadanos del común pero también a
los políticos y funcionarios de todas las jerarquías y en números
sorprendentes; a los miembros del gobierno pero también a los
de la oposición, de hecho a todas las fuerzas políticas, aunque en
diferentes grados, desde luego; a las comunidades étnicas, académicas o religiosas; a todas las edades/a todas las regiones; a los
nacionales como a los extranjeros. El resultado fue un sentimiento colectivo de vulnerabilidad, que se acrecentó con las llamadas
“pescas milagrosas”, y despertó un reclamo desesperado de seguridad que muchos sectores le endosaron al paramilitarismo. Por
supuesto el paramilitarismo no se puede reducir a un mecanismo
reactivo frente al secuestro, pero sí cuenta mucho en la rápida
expansión de esa otra perversión de la guerra colombiana: la generalización de la justicia privada.
En tercer lugar, el secuestro degradó la guerra. Uno de los resultados catastróficos para la guerra y para la propia insurgencia
fue que el secuestro rompió la línea de diferenciación de los actores armados con la delincuencia común. La insurgencia se camu-
Prólogo
15
fla a menudo en la delincuencia común para evadir la autoría de
los secuestros y el consiguiente repudio público, y la delincuencia
común se camufla en la insurgencia para intimidar a sus víctimas
y a sus familiares, y en uno y otro caso lo hacen para desviar la
acción policiva o judicial. Llegó a establecerse incluso un nexo
orgánico entre la insurgencia y la criminalidad organizada, que
pasó por arreglos como el de que la delincuencia secuestrara para
venderle luego las víctimas a las guerrillas, en este mercado de
muerte, que aún no termina. El entrelazamiento de guerrillas y
delincuencia común disparó el secuestro y lo hizo cada vez más
oprobioso. Esto hizo que las guerrillas comenzaran a luchar cada
vez más a contracorriente por la politización, pues su práctica cotidiana del secuestro anulaba esa pretensión de reconocimiento
del sentido político a sus acciones. Al mismo tiempo, en el plano
normativo, se producía una clara involución del secuestro como
delito político, que pasaría a ser catalogado como crimen de lesa
humanidad que atenta contra la dignidad humana.
En cuarto lugar, el secuestro se volvió el signo de la crueldad
de la guerra. Está asociado a imágenes imborrables de cadenas,
campos de concentración, cavernas degradantes, soledades irresistibles…. a tal punto que hoy tenemos relatos como el del parlamentario José Eduardo Gechem que le hablaba a los árboles,
en los cuales encontraba interlocutores silenciosos. Y es posible
encontrar relatos, aquí y allá, del hijo que no pudo regresar al
entierro de sus padre o su madre, del niño que creció sin el afecto
cotidiano, o del hijo nacido en cautiverio…o de los que se quedaron esperando el encuentro que nunca llegó. Tal vez la mejor
definición de esa experiencia traumática, es la que nos ofreció
hace unos años Emilio Meluk, cuando nombró el secuestro, como
una muerte suspendida. El secuestro digámoslo claro, barbarizó la
guerra en Colombia.
Por último, es mi quinto punto, se puede decir que de alguna
manera la insurgencia perdió la guerra en el ejercicio rutinizado
del secuestro. La guerrilla se echó a la sociedad encima y trastocó
irremediablemente su inicial vocación social. En lugar de seducir,
la guerrilla optó por hostigar, esquilmar poblaciones… y por esa
16
Una sociedad secuestrada
senda se metió en una sin salida

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La resistencia social Secuestros Victimas Desmovilización

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